Brucelosis

15.07.2012 21:15

 

La brucelosis, también llamada fiebre malta o fiebre ondulante, es una enfermedad bacteriana (infecciosa) que ataca a varias especies de mamíferos dentro de los cuales se encuentra el hombre, causando la brucelosis humana. También infecta a otros mamíferos dentro de los cuales se encuentran algunos con alta relevancia económica como pueden ser los ganados bovino, equino, porcino, ovino y caprino y a otras especies silvestres. La relación causal entre el organismo y la enfermedad fue establecida por Dr. David Bruce (microbiólogo) en 1887 la brucelosis puede afectar a varios órganos del cuerpo.

Etiología

 
El género Brucella está compuesto por 10 especies, las cuales se han diferenciado con base en sus características antigénicas y su hospedador animal preferencial: B. abortus (bovinos), B. canis (caninos), B. ceti2 (delfines, marsopas, ballenas), B. melitensis (ovejas, cabras), B. microti3 (zorros rojos, roedores de campo), B. neotomae (roedores), B. ovis (ovejas), B. pinnipedialis2 (focas), B. suis (porcinos),y B. inopinata,4 recientemente descrita (2009), aislada de una infección en implante mamario de una paciente de 71 años.
Pertenecen al grupo de las alfa-proteobacterias y más específicamente a la clase Rhizobiales.
La infección en humanos con B. melitensis, B. abortus, B. suis y B. canis, siendo B. melitensis la especie más virulenta (10 a 100 bacterias pueden infectar a un hombre) y causa el cuadro clínico más grave. B. canis es la menos virulenta. La secuenciación de los genomas de las especies de Brucella revela que poseen una muy alta identidad entre las secuencias de los genomas de todas especies (>%90). Esto es materia de estudio ya que no se sabe cuales son los determinantes genéticos que hacen que una especie de Brucella tenga preferencia por un determinado hospedador o sea aviruleta para el hombre. También poseen tienen alta identidad de genomas con otros Rhizobiales como Ochrobactrum,5 un patógeno humano facultativo, con Rhizobium, un simbionte de plantas leguminosas y Agrobacterium un patogeno de plantas entre otros. La particularidad es que en todos estos casos, estas bacterias residen dentro de la célula eucariota, tanto animal como vegetal, siendo simbionte o patógeno.
En el ser humano los agentes más frecuentes son B. mellitensis en un 98% y en un 2% B. abortus.6
 

Epidemiología

 
Algunos de los reservorios naturales son los bovinos, caprinos, ovinos, cerdos y mamíferos marinos, pero se han encontrado brucellas en una inmensa cantidad de mamíferos tan dispares como pequeños roedores, cánidos, camélidos y cetáceos. Cabe destacar que la bacteria en los animales también causa la enfermedad, aunque puede que con distinta sintomatología, dependiendo del huésped y la especie de Brucella en cuestión.
Las vías de contagio suelen ser: mucosas, heridas en la piel y la vía digestiva. La bacteria puede incluso entrar por las vías respiratorias mediante aerosoles. Muchas infecciones provienen de la manipulación de animales contaminados, por ingesta de leche o de sus productos no pasteurizados y de carnes poco cocidas. En países desarrollados es una enfermedad típicamente ocupacional donde las personas más expuestas son veterinarios, peones de campo y trabajadores de la industria de la carne.
 

Patogenia

 
Varias circunstancias hacen a Brucella especial desde el punto de vista patogénico. En primer lugar, la virulencia de Brucella no va ligada a los factores de virulencia clásicos de otros gérmenes: exotoxinas o endotoxinas; en segundo lugar, Brucella consigue invadir y persistir en el interior de las células mediante la inhibición de los mecanismos celulares de muerte celular programada (apoptosis). La infección tiene lugar por contacto, consumo o inhalación de material infectado. La contaminación de las mucosas se sigue de su fagocitosis, dos componentes de su superficie relacionados con los receptores histidina kinasa (BvrS/BvrR) se relacionan con el proceso de internalización de Brucella.
Estructura antigénica. Las envolturas celulares bacterianas (membrana interna, espacio periplásmico y membrana externa) se distinguen de las de otras bacterias gramnegativas por se más resistentes a la acción de detergentes, al EDTA, a la acción de polimixina B, a la proteólisis de enzimas, así como a la digestión de la lisozima.
Lipopolisacárido. El LPS está compuesto de una cadena polisacárida o antígeno “O” específico, un polisacárido central y el lípido A. La molécula de LPS contiene los antígenos A y M, que tradicionalmente han sido considerados como la característica diferencial entre las diferentes cepas de Brucella.
Polisacárido B. El llamado poli B o PB es un carbohidrato de bajo peso molecular, el análisis estructural lo ha identificado como un polímero cíclico que contiene entre 17 y 24 residuos de glucosa. Aparentemente forma parte de todas las especies de Brucella y en forma pura no muestra ser antigénico.
Proteínas de membrana externa. Las mejor estudiadas son la porina y la lipoproteína; se considera que son inmunógenos ideales por su conservación evolutiva entre todas las especies de Brucella, así como por su capacidad de inducir respuesta inmune celular y humoral durante el curso natural de la infección.
 

Manifestaciones clínicas

 
El periodo de incubación dura de una a seis semanas. El inicio de las manifestaciones clínicas se caracteriza por fiebre, artralgias, mialgias y diaforesis. Las manifestaciones clínicas dependen de la vía de transmisión del organismo: si es respiratoria, el paciente cursa con neumonía, si entra por la piel las manifestaciones incluyen celulitis y linfadenopatía regional. Los microorganismos pueden luego diseminarse a otros tejidos vía sanguínea. Las bacterias también pueden entrar al organismo a través del tracto gastrointestinal, por la ingestión de alimentos contaminados, principalmente leche y sus derivados; inicialmente se presentan síntomas gastrointestinales y posteriormente sistémicos. La evolución de la enfermedad dependerá de la respuesta inmune del hospedero, principalmente de la respuesta inmune celular.
La forma aguda de la brucelosis se caracteriza por fiebre que en la mayoría de los casos es alta e intermitente (ondulante), presentándose generalmente por la tarde/noche acompañada de cefalea intensa frontal y occipital, y diaforesis. En bazo, hígado, ganglios linfáticos aparecen nódulos granulomatosos que pueden evolucionar hasta convertirse en abscesos.
En la forma crónica, las manifestaciones más comunes son:
Síndrome febril: habitualmente de poca intensidad.
Osteoarticulares: poli o monoartritis, gránulos óseos, abscesos.
Psíquicas: síndrome depresivo, nerviosismo, irritabilidad.
Digestivas: esplenomegalia, hepatomegalía, hepatitis.
Neurológicas: meningobrucelosis, polineuritis, síndrome ciático, síndrome radicular.
Hematológicas: anemia hemolítica, anemia ferropriva.
Respiratorias: bronquitis, neumonía.
Genitourinarias: orquiepididimitis, cistitis, amenorrea.
 

Diagnóstico

 
Se diagnostica generalmente mediante la detección de anticuerpos específicos contra Brucella en sangre por seroaglutinación. También por aislamento del patógeno mediante hemocultivo. Con el advenimiento de las tecnologías del ADN en las últimas décadas se está utilizando para diagnóstico la PCR (Polymerase Chain Reaction) la cual es altamente especifica e incluso sirve para distinguir entre las diferentes especies de Brucella, pero su costo hace que la seroaglutinación siga siendo la técnica más utilizada.
 

Tratamiento

 
Las tetraciclinas son en general efectivas contra la mayoría de las cepas de Brucella, sin embargo dado que estos fármacos son bacteriostáticos, las recidivas son frecuentes después del tratamiento inicial. La combinación de tetraciclina con estreptomicina o gentamicina ha mostrado ser más eficaz. Las terapias a largo plazo con dosis altas de trimetropim-sulfametoxazol han mostrado ser buena alternativa, y la adición de rifampicina tiene utilidad en casos de enfermedad del sistema nervioso central.
La OMS recomienda administrar doxiciclina (tetraciclina) junto a rifampicina.
 

Prevención y control

 
El control de la brucelosis humana se basa en la erradicación de la enfermedad en los reservorios; esto exige la identificación sistémica y eliminación de los rebaños afectados, así como la vacunación de los animales susceptibles. Actualmente no existe una vacuna aprobada para uso en humanos;7 el control de la brucelosis animal y la reducción en la exposición humana a ésta ha limitado el desarrollo de vacunas contra la brucelosis humana, sin embargo, el uso potencial de Brucella como agente de bioterrorismo sugiere que las estrategias directas de intervención deben estar garantizadas