De los Pirineos a la Argentina

24.10.2014 10:48

Pedro Luro nace en Francia en 1820. En 1837, con sólo 17 años, viene a la Argentina para trabajar para la promesa celeste y blanca. Sus primeros trabajos fueron como empleado en un salar de Buenos Aires, luego peón de campo. El camino rural estaba marcado.

Tiempo después, con mucho esfuerzo y dedicación, logró comprar una carreta para dedicarse al transporte de materia prima y, gracias a la mucha información de los que acompañaron sus viajes, comenzó a poner especial atención a la zona de lo que hoy es Mar del Plata debido a la opulenta producción agropecuaria.

Años después fundaría "ramos generales" en Dolores, La Azotea del 31. Por aquellos años (1952) un estanciero de la zona que debía viajar al Viejo Continente le propone a Pedro Luro un negocio sencillo y difícil de rechazar: forestar parte de sus campos, cuyo pago era por cada árbol plantado.

Luro se esforzó tanto y de tal forma, que cuando llegó de Europa el hacendado no quiso afrontar la deuda, terminando en el pago por medio judicial de cinco mil hectáreas a favor de nuestro pionero.

Sus aspiraciones lo llevaron hasta Río Negro, donde trabajaría incansablemente para colonizar El Valle del Río Colorado y otras zonas. Actitud que tendría en cada lugar al que iría, inclusive la ciudad de Pedro Luro en el Partido de Vilarino, Provincia de Buenos Aires, lleva su nombre en honor a él.

Nuestro pionero parece nunca descansar: a los 57 años de edad construye un muelle, una barraca y un molino harinero en Puerto Laguna de los Padres. Por donde pasa, deja su impronta personal  de progreso y trabajo duro.

Por problemas de salud viaja a Europa en 1886, falleciendo en Cannes en 1890. Comenzaba allí el merecido descanso luego de una vida de trabajo ininterrumpido. 

De empleado de salares, a poderoso hacendado argentino, Pedro Luro traduce en actos el espíritu de los Pionero del Agro.

 

extraído de Agroapasionados