En 1834 nacía uno de los grandes Pioneros de la ganadería argentina: Leonardo Higino Pereyra. Estrategia productiva, afán de desarrollo y una gran necesidad de rendir culto a su lado espiritual fueron los lineamientos de la vida de uno de los personajes que dejaron una gran huella en nuestro campo argentino.
Luego del fallecimiento de su padre, Leonardo Pereyra viajaría a Europa en 1852 para estudiar de cerca la actividad agrícola que allí se desarrollaba. Luego de varios años de aprendizaje, vuelve a fines de la década de 1850 con una gran adquisición que marcaría el futuro de la ganadería argentina frente al mundo: Un toro reproductor, "Defiance", y una vaca, "Coral", ambos de raza Shorthorn. De ésa forma comenzaba un camino exitoso como ganadero.
Muchas cualidades lo definieron como pionero: fue precursor del uso del alambrado, desarrollo del ferrocarril y de frigoríficos; a su vez fue el primer exportador de novillos en pie. Un dato no menor es su participación en la fundación de la Sociedad Rural Argentina, convirtiéndose en presidente de la entidad rural en 1882.
Habiendo logrado convertirse en un empresario pecuario de sumo éxito y un personaje relevante en la actividad, sólo le faltaba su lado espiritual: soñó con edificar una capilla en el nombre del "Sagrado Corazón de Jesús" en su estancia "San Juan", cuyo jardín tenía ya un increíble despliegue gracias al diseñador europeo Van Vereecke, que vino a la Argentina especialmente para ello y que plantó decenas de especies arbóreas, entre ellos los primeros eucaliptus del país.
Lamentablemente nuestro pionero no llegó a disfrutar de su anhelo, ya que en 1899 vería el comienzo de su descanso eterno. La familia Pereyra se encargaría de llevar adelante el proyecto, encargándole al Ing. Rómulo Ayerza la obra del templo en 1904. Cuatro años después sería inaugurada la sumamente bella catedral de la estancia San Juan. Hoy día aún sigue en pie, imponente, en el barrio de Barracas.
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